Parece mentira que se pueda estar tanto tiempo metido en un avión.
El plan, desde luego, es apasionante. Duermes, comes, lees, ves la tele y vuelta a empezar. Ah y lo mas fascinante, puedes ver las vistas desde una camara frontal y otra ventral que tiene el avión.
En estos momentos es cuando mas echo en falta saber mas ingles para poder hablar con la gente de los asientos de al lado algo mas que un cortes «excuse me» o un azorado «sorry».
Y es que lo mas divertido en un vuelo largo es la gente. En el anterior avión un orfeon de niños se turnaba para llorar cuando no lo hacian a duo. En este ultimo una australiana borracha no para de traernos a sus hijos para que Elisa los duerma. Les cuenta no se que historia de una bruja (buena) travesti. Esta tan borracha que piensa que Elisa es un chico y que somos gays recien casados. Creemos que su confusion se debe al pedal mediano que lleva la señora y a la incipiente ronquera de Eli que lo dio todo en su fiesta de boda. Le hemos dicho por activa y pasiva que se equivoca pero le da igual.
Ademas tenemos la tipica señora que se levanta cada dos por tres para ir al baño, un italiano con peor ingles que el mio y un tio que, ni corto ni perezoso se ha tirado a dormir en el hueco de la puerta de emergencia. Y eso solo en nuestra zona…
Aun nos quedan 3 horas para llegar a Melbourne, Australia, (donde esperemos que se baje la borracha) y otras tantas para llegar a Nueva Zelanda, nuestro destino.
Seguiremos informando.